Diario (1932-1987) by Miguel Torga

autor:Miguel Torga [Torga, Miguel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1998-01-01T00:00:00+00:00

En la tarde calma, ondula

el invisible ramaje de un poema.

Una secreta brisa,

que apenas se adivina,

recorre el mundo íntimo de las cosas

y despierta de golpe

a las hojas del silencio.

Falta aún el poeta…

Pero la evidencia de su voz

es como la luz del sol cuando amanece,

de tan blanca, parece

decolorar la ilusión de la madrugada…

Mejor que él no viniese,

y que en cada soledad se mantuviese

esta bruma de música soñada.

S. Martinho de Anta, 2 de octubre de 1958. Hay momentos en que el campesino lo descorazona a uno. Es difícil armonizar sus inmensas virtudes con ese emparedamiento humano en que se obstina. Hermano gemelo, pero atrasado, del proletario, que, aunque sea a costa de cierto desarraigo, puede aprender en un ambiente urbano a exigirles a las clases dominantes su progresiva dignificación, carece, sin embargo, de todo asomo revolucionario. Se ha ido resignando de tal manera a su condición de hijo desgraciado de la vida, a ser la lama de la especie, que no da, ni quiere dar, un paso más allá de su desesperanzado vivir diario. Luchar sí, pero por las berzas con que hace su sopa, o por el cubo de agua con que ha de regarlas. Como un simple animal instintivo, defiende simplemente el hueso que roe. Más allá de esto, se acobarda, retrocede, y regresa indolentemente a la comodidad de las sumisiones presentes. Tal vez porque le han robado siempre en nombre de Dios y del César, no ve más que guadañas, más afiladas aún, en las manos del futuro. Un fisco con ardides perfeccionados y un cepillo de limosnas con ranuras duplicadas. Como está hecho a la rutina, cualquier nueva experiencia lo perturba, y ninguna aventura lo seduce de verdad. Si la necesidad le insta o le obliga, a veces se deja convencer para sembrar en la vida una semilla inédita. Pero es casi seguro, sobre todo si el éxito del experimento no se manifiesta en seguida, que abandona la insólita novedad antes de que madure. Analfabeto y suspicaz, desconfía de la cultura y de la fuerza de las ideas, se agarra a ese nada que tiene con uñas y dientes, y es, paradójicamente, un mendigo y un reaccionario.

Coimbra, 15 de octubre de 1958. Trabajo, trabajo, trabajo, pero hago como Penélope: deshago por la noche lo que tejo durante el día, o viceversa. Sólo que ella lo hacía para ganar tiempo, y yo porque no quedo contento con mi obra. Le encuentro siempre algún defecto incorregible, y el hilo de la prosa y de los versos vuelve al ovillo. Quiero lo que no puedo obtener con palabras: lo absoluto. Que el personaje que describo tenga más vida que la misma vida, que un diálogo diga lo que no llegan a decir los diálogos, que una interjección permanezca vibrando en el silencio más allá de la duración física de los sonidos. Y no consigo nada de esto. En cuanto pasa la alucinación del momento de la creación, todo me parece objetivamente muerto. Y borro lo que ya estaba borrado al nacer. Intentando

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